Y me la quedé mirando, así, como quien mira un paraíso destartalado. Hermoso, pero a fin de cuentas si te lo quedás mirando por mucho tiempo, te rompe los ojos. Te atraviesa, como un rayo voraz y produce una tormenta eléctrica dentro tuyo. Que te electrocuta, pero no te llega a quemar. No te incendia. Es un instante que atraviesa cada rincón de tu cuerpo con una energía tal como nunca viste antes, pero que llega... simplemente para irse.
Y ni bien la miré, fue que se fue.
No hay comentarios:
Publicar un comentario