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sábado, 19 de octubre de 2013

Miro, pero no me veo. Por más que intente, mirando al espejo, lo único que veo es a un extraño. Yo, por lo que estoy viendo, no sé donde me encuentro. No hay mapa, ni brújula que me apunte el lugar exacto donde estoy. Menos que me muestre cómo estoy.
Últimamente estoy reflejando algo que no quiero, algo que no soy. Es triste, mirarse y no saberse. Más triste es acercarse y ver que mirándome a mis propios ojos, vea un vacío. Ya ni sé qué pensamiento corre atrás de ellos. Desconozco mis pupilas, ya no miran de forma fija. Y yendo a mi propia mente, que casi digamos que ni es propia, ya no soy dueña de lo que pienso.
Estoy adentro de un mundo en el que los espejos me deforman lo que quiero reflejar.

Voy a romperlos.


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