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miércoles, 24 de julio de 2013

Solamente quiero oír

A mi me gusta el ruido. Me gusta que las cosas caigan al piso, y escuchar cuando se rompen. Siempre voy a estar esperando el impacto de todo. De la vida, de la risa, de cada una de las cosas que haga. Cuando ya algo es igual, cuando en vez de ruido ya hace un murmullo constante y bajito; cuando de repente ya tiene esa monotonía en la que no hay inquietudes, a mi me gusta gritar. Y espero a ver si alguien grita conmigo para provocar nuevamente ese ruido que desarmonice el silencio que todos esperan escuchar

jueves, 18 de julio de 2013

20

Bueno, hoy 18 de julio cumplí dos décadas.
A pesar de ser un feriado no laborable, lo trabajé. Pero fue un día lindo.
Me levanté y comí bizcochos, en el trabajo se mandaron una merienda compartida re copada, y a la vuelta mi familia y mi mejor amiga me estaban esperando en casa.
Mi novio me regaló ésto:

(en vez de una flor, para otra flor; me dijo que era una mafalda para otra mafalda)

Sacando el lado pelotudo, debo decir que me siento bien parada para estos 20, siento que viví incluso más años de los que tengo..
Que tuve amores, caídas, amistades, inquietudes, cambios, experiencias como para tirar manteca al techo. (No me acuerdo bien si es así el dicho, algo similar se que sí jajaja) Lo bueno de eso, es que me encanta. Siempre me gustó tener historias para contar.

Lo único que espero es seguir teniéndolas por mucho más rato.
Gracias por leerme, ésta es una de las partecitas que logran que cada día yo sea más "yo".

Un beso grande
La susodicha boluda

viernes, 12 de julio de 2013

Pá:

Día del padre? Sí, para la gran mayoría sea el domingo, pero para mi con vos es todos los días.
La gente no se hace idea de todo el cariño que se puede llegar a recibir durante 20 años, día tras día, sin mostrar una señal siquiera de cansancio, sin mostrarme un mínimo de agotamiento ante las mil y una que viviste, siempre estando ahí. Cerca. Presente.
Veo mi presente, y puedo decir que no me faltaste nunca, ni un segundo. Que ante las adversidades me mostraste que hay que ser fuerte, paciente, y seguro. Y lo aprendí con el mejor ejemplo, con el tuyo.
Desde pañales aprendí a caminar con vos, a tu paso. Que si me caía, no me podía quedar mirando el piso, sino que tenía que seguir. Aprendí a observar detenidamente todo lo que pasa a mi alrededor, a ser constante, a prestar atención en los detalles. A leer cada revista tirada en el piso, cada letra que estuviera a mi paso, porque me enseñaste que algo que nunca se va es lo que aprendemos.
Aprendí a mirar y sonreír, y aún no estando de acuerdo con lo que se mira, aprendí a dejar la sonrisa mientras expongo mi punto de vista totalmente opuesto.
De vos aprendí que todo vuelve, que si uno actúa bien en la vida, así le va a ir, y que si uno cuando se equivoca pide perdón desde el alma, a uno también lo perdona la vida.
Entiendo que el mundo que se me viene es bravo, lo entiendo. Pero lo que más agradezco es que vos me dejaste las herramientas para enfrentarlo.
Aprendí, entre ejemplos y contraejemplos que absolutamente nada es seguro en la vida. Ni tener plata, ni tener éxito, ni un futuro galopante, ni mucho menos la felicidad. Lo único seguro es que vamos a seguir aprendiendo.

Gracias por ayudarme a trazar mi camino y enseñarme tanto
Te ama, tu hija.


Lenguaje

Mirame una vez más. Haceme entender que somos capaces de hablarnos con los ojos. Charlarnos por horas a través de tus pupilas dilatadas y las mías.
Mirame un poco más. Hasta que me quede cada día un poco más ciega, más irreconocible. Haceme entender que el resto del mundo se borra cuando, incluso por accidente, me cruzo con esos dos mundos. Y me quedo mirando un universo que parece no terminar nunca, que me devuelve a vidas anteriores, que me hace renacer mil veces en cuestión de sólo unos segundos

martes, 2 de julio de 2013

Equivocadamente correcto

La vida es una concatenación de elecciones. No nos damos cuenta, pero vivimos eligiendo día a día nuestro destino. Por eso es que la suerte no se trata de azar, se trata de elegir.
Uno elige la casa en la que quiere vivir, los ideales que quiere tener, si quiere estudiar por plata o vocación, si quiere enamorarse del amor o de las cosas, si decide que el corazón elija, o que la cabeza sea la que tome las decisiones. Y uno tiene que ser consecuente. No puede ni tiene que decir que detesta la vida que tiene porque fue la misma que eligió, una y otra vez, en todo lo que hizo durante años.
Convengamos, perfecciones no hay. Siempre van a haber huequitos irrellenables de nuestra utopía, porque, por eso mismo es que es utópica. Porque es inalcanzable. Pero uno decide. Y elige si quiere tener huequitos de clavo en la pared, y taparlos con un portarretrato, o tener un agujero de tres metros que no se puede disimular con absolutamente nada.

Elegir no se trata tampoco de ser un hielo, de tener una vida pre-hecha o un camino enderezado. No, se trata muchas veces de dejarse llevar. Se trata muchas veces de elegir errarle, de ir contra la corriente, y hacer lo incorrecto. No olvidemos que uno elige qué es lo que se prohíbe a si mismo, se autorregula con su propio librito y sus propias leyes. Por lo tanto, uno elige si quiere estar bien o no quiere estarlo. Uno sabe si seguir al pie de la letra esos correctos e incorrectos que marca el mundo, o si los traspasa. Y hace lo que le hierve por las venas. Y busca eso que tan pero tan poca gente encuentra,

dicen que se llama felicidad
[y que como somos insaciables, nunca la terminamos de encontrar.