Seguidores

lunes, 28 de octubre de 2013

Para ahora no, para ayer


Matar el tiempo es para débiles. Para aquellos que tienen miedo a vivirlo, y ven toda la vida como una obligación, o una rutina. Para esos que miran el reloj en el sentido contrario, y no hacia adelante. "Mierda, perdí el ómnibus. Por dos minutos no llegué a tomarme el 427", cuando podría decir "de seguro que en 5 minutos ya pasa otro che". Y eso, es lo menos.
Me da pena la gente que mata el tiempo por miedo. Por miedo a lo que digan los otros, por miedo a como lo miren, o qué imagen quede de él. Esos que se pierden de decir lo que sienten, porque sí. Porque se les achica el alma nomás. Me entristece, de verdad, aquella gente que no mata el tiempo, sino que directamente lo hace desaparecer. "De seguro que no me toca estar contigo en esta vida, pero en otra vida espero volverte a ver". Puf. "En otras vidas", lo de otras vidas es discutible. Lo que no es discutible (bajo NINGÚN concepto) es que creas merecer eso. Ni ahora, ni en 1000 años. Si no tenés los ovarios suficientes para enfrentar esta vida, de seguro que OTRA más, para vos ya es mucho.
Hay que vivir el ahora. No dejar palabras en la boca, en lo posible.
Si mañana te toca irte del mundo, estás satisfecho con lo que hiciste hasta ahora?

sábado, 19 de octubre de 2013

Miro, pero no me veo. Por más que intente, mirando al espejo, lo único que veo es a un extraño. Yo, por lo que estoy viendo, no sé donde me encuentro. No hay mapa, ni brújula que me apunte el lugar exacto donde estoy. Menos que me muestre cómo estoy.
Últimamente estoy reflejando algo que no quiero, algo que no soy. Es triste, mirarse y no saberse. Más triste es acercarse y ver que mirándome a mis propios ojos, vea un vacío. Ya ni sé qué pensamiento corre atrás de ellos. Desconozco mis pupilas, ya no miran de forma fija. Y yendo a mi propia mente, que casi digamos que ni es propia, ya no soy dueña de lo que pienso.
Estoy adentro de un mundo en el que los espejos me deforman lo que quiero reflejar.

Voy a romperlos.


domingo, 6 de octubre de 2013

De perdones

No se puede vivir 
de otra manera, 
porque sino la gente 
ni se entera.

Pediste perdón más de mil veces. Incontables. A tu madre, a tus amigos, a los vecinos, a alguna institución que no lo merecía, a dios, y a todos los santos habidos y por haber. Callaste tu opinión por no quedar mal, y bajaste el orgullo y la cabeza, y dijiste esa palabrita asquerosa (cuando no la querías decir). Te acordaste de pedir perdón a un montón de objetos sin sentido, a un rosario colgado en la pared de tu cuarto, o a algún cuadro que tenías en tu mesita de luz. Y hasta, a veces, te acordaste de pedírselo a un par de planetas, al sol, a la luna, o a los astros encarnando otro tipo de religión en tus creencias ya gastadas.

Pero,
Cuándo te pediste perdón a vos mismo? Algún día lo pensás hacer?
Es la única manera de volver a empezar, sin ningún tipo de culpa o pena. Limpio de cosas que no sirven.  Para volver a contar, lo ideal siempre va a ser empezar desde cero

-Mafi, te pido perdón.
Por qué?
-Por todas las cosas que quise hacer, y dejé en el camino.
Y qué necesidad?
-Ahora quiero hacerlas. Ya mismo quiero empezar con el primer paso. Y no quiero que nada me detenga.
Ni siquiera yo.