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sábado, 26 de diciembre de 2015

Yo tuve el mundo a mis pies...

Vuelvo para acá. Para las paredes que me escuchan y nunca me abandonan. Para la soledad acompañada del blog. Me han preguntado muchas veces, en entornos como el trabajo, o el estudio, cómo hago para ser tan alegre. Por qué soy tan simpática. Si supieran una décima de todo lo que pasa por mi cabeza, sabrían que el hecho de esbozar una sonrisa para ahorrarme palabras, no quiere decir que sea alegre o feliz.
Ayer me lo dijeron "Es que sos una tipa complicada, Flor. Nunca se puede saber lo que pensas". Gran verdad, hay veces que ni yo sé todo lo que pienso. Ni sé a dónde son capaces de llevarme mis pensamientos. Siempre digo... me gustaría no pensar tanto a veces. Mi vida sería mucho más fácil.
Y otra verdad, gran verdad que me dijeron: "Te gusta lo complicado". Es cierto. Y me hago responsable, en parte, de que mi vida siempre sea dificil. Me gusta lo rebuscado, entre el camino corto, y el largo... siempre elijo el largo. Por qué será? Uno debería poder luchar con sus demonios, pero hay cosas en la esencia de uno que siempre, siempre van a estar. No queda más que hacerse responsable de ellas, y llevarlas de la mejor manera.
Tengo un carácter de mierda, y cuando me enojo, puede que haga calentar a muchos con mi temperamento y mis modos, pero lo que puedo asegurar, eso sí, es que en mi al final siempre gana el amor.
Tengo un enojo fuerte, muy fuerte para el que no me conoce. Pero para el que sí me conoce, sabe que es cuestión de quebrarme un poco la cáscara para que ese enojo, se transforme en sensibilidad. Soy muy sensible. Muy llorona. Muy niña por dentro. Necesito ese abrazo constante, esa mirada que esté siempre, a pesar de todas las cosas. Soy una loca debil. Fuerte, pero debil para aquellos que conocen mis debilidades. Como si un cangrejo tuviese agujeritos en el caparazón, así soy. Quién sepa dónde estan esos agujeros tiene la capacidad de elegir si acariciarlos y tratar de curarlos; o meter el dedo para que duela. Nunca muestro esos agujeritos, por eso, por miedo. Porque sé lo que se siente, que se agranden y que la piel quede agrietándose al sol. Duele...
Siempre es más fácil cuando no se muestran.
Pero ahora que los mostré, fui.

Escuché todo el día la canción de Charly García, "tu amor". La escuché millones de veces, pero solo hoy le encontré el verdadero sentido. Habla de los altibajos que tiene el amor. "Tu amor, parábola de un mundo mejor". Me acordé que la parábola era aquella gráfica en forma de U, salía de la altura, se acercaba al punto cero y volvía a subir. Así siento esto. No tengo otra manera de sentirlo como algo que vive arriba y abajo, pero que a fin de cuentas siempre tiene un balance bueno, tratándose de amor. Nada perdura tanto como un verdadero amor, a pesar de todo lo negativo que tenga, de los enojos que pueda traer. Si dejamos de lado nuestro ego y nuestra razón, aunque eso requiera un gran sacrificio; uno además de amar, aprende y enseña. Disfruta de todo lo lindo que trae. Uno se olvida de eso cuando está en un mal momento, pero no debería. Es lo que a uno lo salva, a fin de cuentas, de este mundo vacío.