Son pocos, pero los hay. Como una suerte de islote en el medio del desierto, ahí está la gente. La que tiene afecto, la que se equivoca, la que es más que el paquete que la contiene. La que no tiene miedo de ser quien es, la que no duda en bailar toda la fiesta porque va a transpirar, la que no mide a sus amigos por lo que tienen. La que quiere porque quiere, y no porque le convenga.
Aquella gente que se tira a la piscina, que sale para afuera cuando llueve, porque no es de cartón, y lo sabe. Sabe que no va a romperse por mojarse un poco, y no tiene miedo de quebrarse ni deshacerse por hacer lo que realmente tiene ganas.
Somos una casualidad, nacemos de una casualidad, de un chasquido, de un segundo en el que eligieron (o no) tenernos. Vivimos un rato... y lo unico que tenemos asegurado es un cajón de madera para la eternidad. El resto es un ratito, un ratito hermoso que a veces nos olvidamos de vivir como realmente tenemos ganas.
A la que pasa horas peinándose para estar linda... que se despeine.
Al que pasa planificando que va a hacer el año que viene... que viva éste.
Al que se queja de que el clima está loco... que lo disfrute!
La vida no es poder conseguir lo que te falta, sino disfrutar de lo que tenés. El día que las personas dejen de mirar los huecos, van a ser más felices. El día que dejen de mirar y buscar lo que creen que necesitan, y vayan por lo que realmente desean! Capaz que algún día se puede llegar a tener un mundito de gente.
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