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domingo, 23 de febrero de 2014

Rincón

"Y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos
en cambio se que en tus brazos
el mundo tiene sentido"

- Mario Benedetti
Hay veces que uno necesita hacer un agujerito adentro suyo, para ir hasta lo más profundo de si mismo. Ir avanzando, haciendo un túnel, prácticamente infinito (para muchos de nosotros), pero posible. Llegar a ese punto en el que hasta nosotros mismos nos escondemos de lo que podamos encontrar: nuestros miedos, nuestros sueños y lo que más amamos.
Estaría bueno ir, y quedarse un rato. Contemplarlo desde adentro. Hacerse amigo de esas cuestiones que por lo general, enterramos en algún momento. Mirarlas, y mirarlas desde cerca. Saber de que están hechas y hasta diría yo, abrazarlas. Es necesario a veces apropiarse de lo malo, tanto como si fuese lo bueno. Es que, poder conocerlo te deja más alerta. Te hace saber cómo necesitás moverte para poder conseguir aquello que tanto querés. Y sobre todo, cuando estemos allá soñar un poco despiertos, así como hacemos todos los días con esos deseos que tan lejos vemos de cumplir. Pero estando de verdad despiertos.
Una vez que las hayamos querido tanto todas esas cosas como para no dejarlas ir, ahí, que una fuerza sobrenatural nos lleve a la mayor velocidad posible al exterior. Así encontrarnos todo el mundo como antes de entrar. Pero con una gran diferencia, con ganas de vivir aquello que tanto escondemos, con ganas de perderle el miedo a todos esos miedos, y convertir en arte ese amor que tanto tiempo tuvimos encerrado -con tantas cosas por decir-

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