Más allá de la casualidad que nos unió
de los versos sentidos que nos conocieron
de las perfectas causas y efectos
que cruzaron tu camino con el mío
Más allá de los viles pronósticos del resto
de los comentarios y negativas que se sintieron
de lo erróneos que eran sus conceptos
en cuanto a ese cruce hecho
Más allá de un mundo en contra,
luego de una vida en contra,
y de vos mismo en contra
de mí...
Supe agregarle pétalos
a una margarita ya deshojada,
y cantar mil y un canciones
a alguien con una intermitente sordera
Supe dar todo de mi,
sin importar que en el camino me perdiera
Dí todo de mi
y no te diste cuenta
Di amor, tanto amor
que me olvidé de amarme
que me olvidé que era alguien
y supe creerme un cero
Un cero inubicable
que no está ni a la derecha,
ni a la izquierda,
ni en ningún lado.
De esos ceros que se pierden
si se los sopla,
que desean perderse
y estar en ninguna parte.
Pero hasta los ceros, vacíos como son,
muestran que todo es redondo
y que todo tiene un sentido,
por más que así no parezca.
Y volví a tratar de amarme,
a colorear mi vida como pudiese,
a aceptar esa flor sin pétalos,
a cantar, aunque nadie me escuche.
Volví a ser yo, y no te diste cuenta
que el amor no es que se vaya,
no es que se muera, ni que no esté
Sólo se aprende a vivir con la llave baja
Con la luz tenue,
pisando despacio y con cautela
Que el mundo brillante es hermoso,
pero enceguece.
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