"No dejaré que seas fría
Yo podría calentarte
Para abandonarme y renacer"Amor Amarillo - Cerati
Ayer tuve la fortuna -y desgracia- de leer entradas viejas de este blog. La Florencia de 2012 le pegó unas cuantas cachetadas a la actual. La de antes tenía menos madurez, pero más ovarios para hacerse frente, cuestionarse la vida, los sentimientos, y el por qué de todos los cambios.
La actual, pareciera amar la quietud.
Y qué peligro, quedarse en la comodidad de la zona de confort, no apostar al cambio por simple costumbre.
Super peligroso.
Por lo menos conservo la parte de observar, y por lo visto el mundo está lleno de esos, como yo, que no salen de su zona. Lleno de miedo al rechazo, al fracaso, a intentar de nuevo y fallar. Lleno, sobre todo, de expectativas pinchadas antes del intento.
Por favor. Pareciera que vivimos con una aguja en la mano, meta pinchar.
Todo está cada vez más descartable, y me incluyo. Falta que nos pongan la etiqueta con las tres flechitas de reciclaje en la frente.
Porque, a fin de cuentas, somos eso. Algo que se usa, que sirve por determinado tiempo y zas! Algo que se deja por ahí. A veces, creemos ir directo al tacho, pero la verdad es que nos recuperamos, y seguimos por ahí en la vida, caminando, reciclados.
Y hay gente, por suerte, que le gustan los retazos.
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