Anoche soñé contigo. Dormí 4 horas, las peores del mundo.
Anoche soñé contigo, y rectifico, tuve pesadillas contigo, y conmigo.
Hoy desperté sintiéndome menos, sintiéndome chiquita, recordando aquella sensación de no ser suficiente. Ni siquiera para mí.
Hoy desperté con amplias ganas de llorar, con una impotencia en el pecho, y no la entendí.
Hasta que sí la entendí.
Dios dirá que quiere decirme con ese sueño. Dios, como la vida misma, como la energía que se ha encargado de llevarme por dónde he ido convencida siempre. Esa misma energía que me faltó los últimos años, y que siento -por suerte- que de a poco está volviendo.
Suerte en todo. Mucho amor en todo, para vos que fuiste mi familia más que cualquier otra cosa.
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