Las malas lenguas al menos dicen eso. Eso de que nadie muere de amor.
Me acuerdo que una gitana me paró cerca de Plaza Cagancha hace un montón de tiempo, cuando yo tenía apenas 17 años. Recién había terminado mi relación con un novio del cual me había super enamorado. Se me partía el mundo a pedazos.
La veterana me miró la mano, me miró a los ojos, y una de las cosas que me dijo está a la vista: "Sufrís mucho por amor. Y vas a sufrir muchísimo por amor a lo largo de tu vida". Todo el mundo padece el amor, pero hasta el día de hoy doy crédito de lo que dijo. Yo hago propio el dolor. Me gusta saborearlo, recorrerlo, tanto hasta hacerlo mío.
Por eso me ofreció un amuleto verde, que -por lo que decía- me iba a ayudar a tener más suerte. Pero en ese momento no tenía un mango partido a la mitad. Iba a pagar la luz de casa con la plata justa (allí cerca es que queda la central de la UTE). No lo pude comprar, ni siquiera pude darle nada a cambio de la lectura de mano. Dicen que es de MUY mala suerte no darle plata a los gitanos. Yo tampoco le pedí que me leyera la mano, pero por algo ella me agarró a mí. Porque les juro; sentí que me eligió.
Se olvidó de contarme un secreto, y a este sí lo aprendí con los años: "sólo quien de verdad sufre por amor es aquel que realmente puede disfrutarlo". Entonces, gitana; te agradezco hasta el día de hoy por tu lectura, pero de todas maneras el amuleto no lo hubiese necesitado.
Esto del dolor, sirve. Con esto estoy aprendiendo a amar, a saber más del corazón. A mi me gustan los caminos largos, llegar al final con algún sacrificio que otro. Es lo que le da sentido... Lo hace más dulce, hace que valga la pena.
La suerte es para mediocres.
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