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viernes, 21 de marzo de 2014

Contar a veces no es tan fácil

"La primavera en aquel barrio
se llama soledad
se llama gritos de ternura
pidiendo para entrar"
- Fernando Cabrera

El amor no se debería contar en días. Tampoco en meses, ni en años. Es una locura comparar algo tan lindo como el amor con algo tan rígido y fríamente inventado como lo es el tiempo.
El amor se debería contar en besos. Se debería contar en las veces que sentís esa telepatía con el otro. Se podría contar en infinitos vaivenes de emociones, en los viajes hechos, en las risas que dio.
"-Hace cuanto estás en pareja?
 -Hace 10 años."
Es una respuesta triste. Una conversación chata. Cuando te enamoras, debería ser algo como:
"estoy en pareja desde que soy feliz" o "estamos juntos hace 498 besos. En un rato, festejamos las 5 centenas".

Fijate, sería mas justo. Mediríamos lo que realmente importa a final de cuentas. Hay parejas que están hace 20 años capaz, y realmente ni se conocen. Capaz que hay otras que están hace unos meses y se aman con una locura inarreglable.
Es injusto para el amor que se lo cuente como algo más, como algo de la rutina. Que se destape, y que se cuente por la electricidad que te provoca, por las veces que te hirvió la sangre, o que el corazón se te salía del pecho. O mejor aún, ni inventemos eso, ni siquiera de contarlo así. Mejor ni tengamos tiempo de contarlo. Mejor vamos a vivirlo.

jueves, 20 de marzo de 2014

Pequeña muerte

No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele.

Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.

Eduardo Galeano - El libro de los abrazos