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domingo, 23 de julio de 2023

Artificial

El mundo de lo artificial, me pudre un tanto.
El mundo de lo instantáneo, de lo etéreo, de lo que dura siempre menos de lo que debería.
Me jode vivir en un mundo que sienta sus bases en el ya y en el ahora.
No todo es ahora.
No todo es pronto.
Ni siquiera, en algunas ocasiones, vaya a suceder.
Vivimos en un mundo tan deleble…

Lo descartable, lo de un solo uso, esos guantes de nylon que sirven apenas para ponérselos, y todo en la vida que dura menos que un soplido, todo eso dejó de tener sentido.

Los amores baratos, que duran menos que una coca de litro en un cumpleaños, y los te amo dichos con tan pocas ganas… también. También dejaron de tener sentido.

El mundo es descartable, la vida misma es descartable. Da repulsión ver cómo la gente no se banca los vacíos y llena con cualquier cosa sus soledades. 

Por relleno nomás.

Qué capacidad de traicionarse a sí mismos! De dejarse incluso por detrás del hueco que llenan… solo por la manía de llenarlo (y sentirse un poco menos solos).

Consuelo pobre.

Tengo la suerte de que me guste la soledad, la tranquilidad, y todo lo que trae consigo disfrutarse a sí mismo. Me siento una afortunada.

Tengo también la suerte, que se descartar a tiempo lo plenamente descartable, y de que me guste lo indeleble, esa tinta permanente que la escribís y no se borra con nada. La que usan los escribanos: “de tinta negra y de buena calidad”.
Eso. Para las hojas en blanco y para la vida..