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domingo, 6 de octubre de 2013

De perdones

No se puede vivir 
de otra manera, 
porque sino la gente 
ni se entera.

Pediste perdón más de mil veces. Incontables. A tu madre, a tus amigos, a los vecinos, a alguna institución que no lo merecía, a dios, y a todos los santos habidos y por haber. Callaste tu opinión por no quedar mal, y bajaste el orgullo y la cabeza, y dijiste esa palabrita asquerosa (cuando no la querías decir). Te acordaste de pedir perdón a un montón de objetos sin sentido, a un rosario colgado en la pared de tu cuarto, o a algún cuadro que tenías en tu mesita de luz. Y hasta, a veces, te acordaste de pedírselo a un par de planetas, al sol, a la luna, o a los astros encarnando otro tipo de religión en tus creencias ya gastadas.

Pero,
Cuándo te pediste perdón a vos mismo? Algún día lo pensás hacer?
Es la única manera de volver a empezar, sin ningún tipo de culpa o pena. Limpio de cosas que no sirven.  Para volver a contar, lo ideal siempre va a ser empezar desde cero

-Mafi, te pido perdón.
Por qué?
-Por todas las cosas que quise hacer, y dejé en el camino.
Y qué necesidad?
-Ahora quiero hacerlas. Ya mismo quiero empezar con el primer paso. Y no quiero que nada me detenga.
Ni siquiera yo.


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